viernes, 7 de marzo de 2014

Sorolla, el pintor del mar


SOROLLA
Su obra
Sorolla pintó magistralmente la pureza de la luz mediterránea, que descubrió observando el paisaje, la naturaleza o el mar con sus reflejos y ondas, buscando la instantaneidad y lo imprevisto, siendo así en gran parte naturalista.
Temáticamente Sorolla ha sido un pintor muy polifacético, con cuadros orientalistas como “El árabe examinando una pistola”, históricos (“Dos de Mayo”) y paisajes (“Jardín de la casa Sorolla”). Pero sin lugar a dudas el grueso de su producción lo componen retratos (“Clotilde en traje de noche”), marinas (“Descargando la barca”) y escenas costumbristas como “Pescadoras valencianas”, con las que hace denuncia social para demostrar la mala calidad de vida que había en la sociedad española.

Un tema especial para Sorolla fue el del mar, al que dedicó mucho tiempo y gran cantidad de obras, en las que también se pueden encontrar a los miembros de su familia disfrutando de las playas valencianas

La burguesía de los siglos XIX y XX tomó como nueva forma de ocio y de esparcimiento las vacaciones en la playa, y pasar temporadas junto al mar se convirtió en signo de poder social y económico. A partir de entonces el mar ya no era asociado exclusivamente al trabajo físico. Sorolla pinta ambos entornos en su producción: hermosas damas de blanco paseando y también pescadoras faenando. En esta ocasión se puede ver a Clotilde, su mujer, con una de sus hijas, disfrutando de un paseo por la playa.


Paseo a orillas del mar,  (1909 Museo Sorolla)
Paseo a orillas del mar (1909, Museo Sorolla)
 Sorolla capta la brisa marina con el movimiento de las telas de los vestidos, movimientos elegantes y sutiles que componen la imagen, con esos blancos relucientes foco de luz de la composición. Lo mismo ocurre con “Instantánea”.
Instantánea, Biarritz  (1906, Museo Sorolla)
Instantánea, Biarritz (1906, Museo Sorolla)
Otra de sus obras, “el balandrito”, posee una de las características más destacables de Sorolla, su capacidad para representar el movimiento de las olas y el juego de luces y ecos que éstas levantan con su movimiento. El cromatismo es asombroso, a la vez que su naturalismo y realidad..
El balandrito, (1909, Museo Sorolla)
El balandrito (1909, Museo Sorolla)
Esto mismo ocurre con otras obras destacables como es el caso de los “Nadadores de Jávea”, que con unos excelentes reflejos y transparencias, recrea un agua asombrósamente cristalina. Aquí se puede ver claramente como Sorolla juega con la luz y las sombras, yendo así al Modernismo, saliéndose de lo visto anteriormente.
Los nadadores de Jávea,  (1905, Museo Sorolla)
Los nadadores de Jávea (1905, Museo Sorolla)
 “El niño de la barquita” es una obra impresionante, cargada de dulzura y realismo. Además, en ella se aprecia la luz cegadora del sol en el verano valenciano, los brillos que produce en el mar, la piel y la arena y cómo la luz no la pinta blanca y la sombra negra, si no que juega con los colores, como a ocurrido en esta ocasión con el amarillo.
El niño de la barquita (1904, Museo Sorolla)
El niño de la barquita (1904, Museo Sorolla)

Dejando de lado los retratos o la pintura de personas, Sorolla también pinta paisajes marítimos donde la naturaleza es el fin único de su composición, o bien por ir acompañada de escenas costumbristas de pesca o la vida en el mar. En éstas destaca, sobre todo, la importancia que le da a la fuerza de la naturaleza, de la las olas o las velas de los barcos pesqueros.
Marina  (1880, Museo Sorolla)
Marina (1880, Museo Sorolla)
Playa de Valencia a la luz de la mañana
Playa de Valencia a la luz de la mañana
En esta otra marina, “Playa de Valencia a la luz de la mañana”, los barcos, pescadores y sus familias se entremezclan en la orilla de la playa. Los cascos de los barcos son masas estáticas que se contraponen a las grandes velas blancas que iluminan la escena hinchadas por el viento, mientras el mar levanta pequeñas olas que se rizan al llegar a la orilla, y lo mismo ocurre en la obra “Playas de Valencia por la tarde”. “La hora del baño” es otra pintura con similares características, sin embargo en ella destacan la incorporación de los bueyes, el barco fondeado en la orilla luchando por avanzar entre las olas, pero sin lugar a dudas lo más asombroso es el brillo de la luz reflejada en el agua.
La hora del baño  (1904, colección privada)
La hora del baño (1904, colección privada)
Playas de Valencia por la tarde  (1908)
Playas de Valencia por la tarde (1908)
El puerto de Valencia es un tema recurrente en la producción de Sorolla: en la obra del mismo nombre aparecen fondeados barcos pesqueros rodeados de niños, y al fondo algunos veleros y barcos de mayor envergadura, una clara distinción de clases. Otra maravillosa escena es “Barcos en el Puerto de Valencia”, una obra singular por la perspectiva que se ofrece, ya que podemos apreciar el interior de los barcos de recreo atracados.
Puerto de Valencia  (colección privada)
Puerto de Valencia (colección privada)
Barcos de pesca en el Puerto,  (1907)
Barcos de pesca en el Puerto (1907)
Para finalizar, el pintor valenciano dedica gran parte de su producción a los pescadores y sus familias, personas con las que convivió y a las que retrató en multitud de ocasiones, siendo esenciales para el carácter costumbrista de sus obras. “El pescador” es una de ellas, en la que que el pintor retrata a un joven en plena faena, con el mar y sus luces de fondo. Lo mismo ocurre con otra obra característica en su producción, “Pescadoras valencianas”.
El pescador  (1904)
El pescador (1904)
Pescadoras valencianas (1915, Museo Sorolla)
Pescadoras valencianas (1915, Museo Sorolla)